6.7.11

Y entonces se acaba.

Tras una intensa y desmotivante jornada de biblioteca, la cual está cada vez más desértica, decides retirarte a casa antes de lo debido, sobre todo pensando que en 36h tienes un examen bastante importante. Sales en silencio, hace aire, caliente, pero viento al fin y al cabo. Te remueve el pelo de una forma que roza la sensualidad. Ves a la derecha a compañeros de curso, pero no, hoy no tienes ganas de pararte a comentar lo estudiado ni el futuro, hoy directamente al parking, en silencio, viendo atardecer y esquivando las obras. Escaleras, más escaleras, el -2, por llegar tarde. Dentro, nadie, silencio, hoy va la cosa de silencio, el click tras accionar tu mando a distancia y más silencio.

Entonces empieza el camino a casa, siempre con música a tope, gritando hasta cansarte las canciones que una y otra vez te han repetido en el sintonizador de la radio; pues hoy NO. Ha sido el día del silencio. Quizá sean hormonas, quizá el mes y pico de exámenes, quizá las peleas, el echar de menos a los amigos que se han ido ya, a mis hermanos, que hoy me diera cuenta de que es una más para el año que viene, o el hecho de necesitar mimos en un día en el que todos están ausentes. Todo hoy parecia estar mal, quizá fuera yo.

Gracias a todos aquellos que, aún yendo pensativa conduciendo, no os habéis chocado contra mi; el coche tiene que durar.

Llegar y silencio en casa, ni el perro ha ladrado, quizá presentía mi necesidad. Así que BlackBerry en silencio y a escribir. Sé que me dejo tantísimo por decir... pero eso mejor me lo guardo para mi.

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